Relato

1/3/2020

Everest, el convidado de piedra

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Relato

Las expediciones comerciales

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“Las montañas no son estadios donde satisfago mi ambición deportiva, son catedrales donde practico mi religión. Yo voy a ellas como la gente va a su fe. Desde la altura imposible de sus cimas veo mi pasado, sueño con el futuro y con inusual claridad puedo sentirme en el presente. Mi visión se clarifica, mis fuerzas se renuevan. En las montañas celebro la creación. En cada viaje a ellas renazco”

Anatoly Boukreev

 

Este tipo de incursión en la montaña, llámese Everest o cualquier otra, es simplemente la consecuencia de la evolución del propio ser humano, que no se conforma nunca con lo que tiene a su alcance y siempre va por más. Este concepto no debiera estar mal visto, todo lo contrario, todo avance, en cualquier sentido, siempre suele ser beneficioso para las personas, aunque a veces existen algunas, no digamos excepciones, pero si instancias que sacuden un poco el escenario.

Esto sin dudas es lo que viene sucediéndose con el advenimiento de las expediciones comerciales en las principales montañas del mundo. El caso que nos toca, es el Everest, pero ya están instaladas desde hace varios años en diversos puntos de todo el planeta.

Y con el correr del tiempo, vamos viendo como aquellos lugares que en su momento despertaron nuestra admiración y nuestros sueños, son ahora arrasados por el propio ser humano en su camino avasallador con el único objetivo de satisfacer sus propios placeres, y en el caso de subir montañas, esos placeres bien podrían llamarse egos.

Las expediciones comerciales existen en realidad desde mucho antes que a Rob Hall y Gary Ball se les cruzara por la cabeza esa locura de cambiar montañismo por negocio. De hecho, el simple gesto de cobrar una tarifa por llevar a excursionistas a determinado lugar, constituye una expedición comercial, y esto tiene muy vieja data, como se sabe. Lo que pasa es que en el caso del Everest y las grandes montañas, se dio algo así como una puntada, un poco más exquisita, qué a lo largo del tiempo, digamos como que se fue un poco de las manos, pero no por obra y gracia de los que generan el negocio, sino que, a mi entender, por exclusiva responsabilidad de los propietarios del producto negociado.

Vamos entrando un poco en este tema, que desarrollaremos de la manera más completa posible en el próximo capítulo, con la opinión de quienes hacen ese negocio. Por ahora, vamos a ir viendo los factores que nos han llevado, hoy, ya bien entrado el siglo XXI, al punto donde nos encontramos.

Quizás el primer detonante fue la tragedia del Everest de 1996, hoy muy bien documentada en distintos medios, gráficos, como audiovisuales, inclusive dentro del ambiente cinematográfico con la película de Baltasar Kormákur estrenada en 2015, que grafica a su manera lo sucedido, y que la gran mayoría de los montañistas y amantes de la montaña bien conocen.

En esta obra, por ejemplo, se lo muestra a Jon Krakauer, el periodista asignado por la revista norteamericana Outside Magazine para participar de aquella mítica expedición, de manera bastante despreciable. Hall había negociado con Outside para un espacio de publicidad a cambio de una historia sobre la creciente popularidad de las expediciones comerciales al Everest.

Respecto a esa película, el propio Krakauer fue muy contundente: “Es una total porquería. Cualquiera que vaya a esa película y quiera una historia basada en hechos debería leer Into Thin Air.", que no es otra cosa que su propio libro, publicado un año después de la tragedia. Que mejor manera de dilapidar algo que dicen en nuestra contra, publicitando otro producto que me reportará mejores beneficios.

Pero claro, aquí debemos tomar absolutamente todo con pinzas. Quizás el propio Krakauer con aquella película, haya tenido que beber de su propio caldo. El periodista muchas veces en pos de su trabajo, es un poco punzante, y suele dejar de lado el criterio en especial cuando cuestiones humanas forman parte del tema de discusión.

Quizás no haya que buscar en los dichos de Krakauer, ni de la familia de Hall, los testimonios para saber precisamente lo que sucedió en aquél nefasto día para la historia del Everest. Quizás debiéramos ver también que han dicho otras personas al respecto.

Una de esas personas fue nada más ni nada menos que Anatoly Boukreev, que tampoco necesita mucha presentación. Anatoly fue guía de Scott Fischer en la expedición de 1996, y Fischer, uno de los ocho escaladores fallecidos, era el propietario de Mountain Madness, otra de las empresas involucradas en el accidente. Recordamos que la de Rob Hall era Adventure Consultants. Hoy, ambas empresas, siguen en actividad y son unas de las principales operadoras en el Monte Everest y montañas de todo el mundo, en especial Norteamérica, Sudamérica y Antártida.

La narrativa de Krakauer, entre otras cuestiones, puso de relieve las acciones de Anatoli Boukreev, que estaba escalando sin oxígeno y descendió de la cumbre sin clientes. Krakauer también escribió sobre clientes inexpertos, competencia entre equipos de guías comerciales y fallas de comunicación. Más tarde, Boukreev, quien rescató a varios escaladores, refutó la interpretación de Krakauer de los eventos en su propio libro, "The Climb", escrito con Weston DeWalt.

Al igual que el libro de Jon Krakauer, “The Climb” es un relato apasionante visto desde la óptica del grupo Mountain Madness para alcanzar la cima del pico más alto del mundo, una que combina los recuerdos de primera mano de Boukreev y las entrevistas de DeWalt con los miembros del equipo. Pero Boukreev y DeWalt, un periodista independiente, también ofrecen un vistazo a las tareas mundanas asociadas con la escalada, como obtener los permisos y el equipo óptimo, y llevar al lector a través de los complejos preparativos necesarios para escalar la montaña, incluyendo el establecimiento de varios campamentos y el proceso de aclimatación requerido para que los escaladores se adapten a altitudes más altas.

Un crítico de Kirkus Reviews, la revista de análisis de libros estadounidense, declaró que "Boukreev cuenta su versión de los hechos del desastre del Monte Everest en mayo de 1996, en un esfuerzo por limpiar su nombre de las condenatorias acusaciones de Jon Krakauer en su libro. Boukreev es bien conocido en los círculos de escalada como un excelente guía, duro y experimentado, no especialmente agradable o dedicado a mimar a los clientes, pero totalmente confiable, especialmente en situaciones difíciles ".

Neal Beidleman fue otro de los guías de Scott Fischer. "Mi intención no es salir quince años después y contradecir algo que Krakauer o Anatoli dijeron", dijo Beidleman, quien fue retratado favorablemente en ambos libros. "Es muy controvertido cuando la gente comienza a hablar sobre quién hizo qué, y no quiero volver y volver a exponer viejas heridas o tratar de corregir cualquiera de los errores. La verdad es dura y fea. Fuimos a la montaña con grandes expectativas de hacer feliz la cumbre y volver a casa. Y no todos lo hicieron. La angustia tiene que ver con el hecho de que algunas cuentas que vinieron después exacerbaron problemas y generaron brechas entre personas que no deberían haber existido. Pero eso es secundario. El problema era que la gente no lograba salir de la montaña; la gente murió y espero que todos nos sintamos muy mal por eso”.

El alpinista Ed Viesturs, estadounidense amigo de Beidleman y poseedor del 14x8000, dijo que el episodio "Into Thin Air" nunca se resolvería. "Probablemente hablo sobre eso y lo pienso con más frecuencia que cualquier otra subida en la que haya estado", dijo Viesturs, quien ha estado en el Everest en once oportunidades. "Ciertamente, Neal no fue la causa de lo que sucedió, es más, es un tipo que creo que salvó algunas vidas".

Recordando la tragedia, Beidleman dijo que “la tormenta fue desgarradora. Mientras estábamos allí arriba, la gente se estaba quedando sin oxígeno; estaban escalonados, solo podías recogerlos en tu hombro. Cuando llegamos al final de las cuerdas fijas, tuvimos que atravesar el collado sur, esta amplia área abierta con un viento que no bajaba de 60 a 70 millas por hora, hacía mucho frío y ni siquiera podías comunicarte. Intentábamos gritarnos el uno al otro, pero no podíamos oírnos; simplemente desagradable, muy desagradable. La gente era derribada por el viento y uno solo podía arrastrarla. Recuerdo que le gritaba a todos que teníamos que parar y acurrucarnos, porque alguien iba a caer de la montaña. Realmente creo que hice todo lo que pude, para ayudar a las personas bajo aquellas circunstancias".

El único viaje de Beidleman posterior al Everest a los Himalayas fue en 2000, con Viesturs; El socio de Viesturs de 8000 metros, Veikka Gustafsson; y Michael Kennedy, editor en jefe de la revista Alpinist. Intentaron el Annapurna, pero lo suspendieron, dijo Beidleman, después de presenciar "enormes avalanchas de proporciones bíblicas".

Elaborando un análisis de la situación, al respecto, Kennedy de Alpinist, añadió: "No era apropiado escalar allí esa temporada y mucho menos salir a decir que era seguro. En el fracaso, uno puede aprender muchas cosas. A mí me enseñó qué si eres lo suficientemente cuidadoso y cauteloso, puedes escalar con seguridad y volver con todos tus amigos para escalar otro día. No puedes controlar todos los peligros, pero puedes reducirlos a algo que sea razonable desde la perspectiva de un escalador ".

En definitiva, Boukreev tuvo la mala fortuna de ser el antihéroe del libro de Krakauer, quien también fue villano en el libro de Boukreev, y denota una marcada inacción en la película de Baltasar Kormákur.

El punto principal en la acusación de Krakauer, se basa en un hecho remarcado en la misma película, que es la no utilización de oxígeno suplementario por parte de Anatoly. Es el principal punto de cuestionamiento. También se lo ilustra como un guía irresponsable que llega a su tienda antes que sus clientes. Lo cierto también es que Anatoly descendió de la cumbre luego de esperar una hora y media en ella. También, una vez arribado al C4, salió en búsqueda de escaladores que habían quedado retrasados, lo mismo que hizo al día siguiente. También es de destacar que ninguno de sus clientes perdió la vida, a excepción lógicamente de Scott Fischer, que era su propio jefe.

Pero bueno, son puntos de vista. No obstante, Anatoly demostró que estaba a la altura de las circunstancias aún sin la utilización de oxígeno suplementario, aunque también los conceptos de Krakauer son ciertamente válidos para cuando se está jugando la vida de otras personas.

Pocas semanas después de la publicación del libro de Boukreev, éste fallecía el día de Navidad en el Annapurna de 1997, en una escalada junto a quien empezaba a surgir como una de las figuras del nuevo siglo, Simone Moro, que nos deja un recuerdo acerca de los últimos instantes en la vida Anatoly:

"Por encima de mi había una terrorífica y gigantesca cornisa de nieve y hielo que se desplegaba como una ola de mar. Estábamos a 6300 metros. La muerte colgaba justo encima de nuestras cabezas. Una fracción de segundo más tarde, un rugido ensordecedor anunciaba el fin de la gigantesca cornisa y con ello el fin de nuestras vidas. ¡Anatoli! Ese grito desesperado fue todo lo que pude hacer antes de que la explosión de hielo y roca comenzase a caer sobre mí. Tuve el tiempo justo de girarme hacia él y aún recuerdo sus ojos. No sé cómo, pero a pesar de los cientos de metros que nos separaban puedo recordar la expresión de su mirada como si hubiera estado justo delante de mí. Es difícil poner en palabras lo que esos ojos azules me dijeron. Si tuviera que interpretar esa mirada, esa última mirada de Toli, creo que mostraría una mezcla de miedo y de determinación. Recuerdo aquella fracción de segundo como el colmo de la desesperación. De hecho, Anatoli comenzó a moverse como siguiendo un guion familiar y bien ensayado. No se resignaba pasivamente a lo que estaba sucediendo, luchaba por aplazar la última escena de la película. Esa película en la que todos, algún día, jugaremos un papel como protagonistas. Anatoli comenzó una travesía hacia un lado tratando de salir de aquella masa diabólica que apuntaba directamente a nosotros como un misil. Luego me sentí arrancado de la pared por una fuerza indescriptible y empecé a caer a una velocidad descomunal. Puedo recordar la totalidad de esa larga caída, y todavía recuerdo que cuando por fin me detuve me encontraba sentado, y todo a mi alrededor estaba silencioso como una tumba. Vi mi reloj y mi altímetro. Eran las 12.36 del día de Navidad y la altitud señalada eran ahora 5500 metros. Acababa de perder a dos amigos y mis posibilidades de supervivencia eran prácticamente cero”.

Y así fue, de repente. En un instante, ese estruendo opaco, ensordecedor, que hace clavar la mirada hacia arriba, buscando el sitio, el lugar preciso, e intentando trasmitir al propio músculo la orden exacta para que se active lo más rápido posible, y poder razonar en tan solo unas décimas de segundo, cuál será la opción más apropiada, quizás, la salvadora. Esto diríamos, sucede en el mejor de los casos. Probablemente ni siquiera haya tiempo para eso.

Se decía por aquellos tiempos que había un payaso por allí que estaba escalando el Lhotse en zapatillas de correr. Qué curioso, le puso unos clavos especiales en la suela, como el mismo diría, para subir mucho más rápido que con las botas. Imaginen quién era.

Siempre que veas algún loco rondando por la montaña, haciendo cosas que no te imaginabas que alguien podía hacer, tómalo con calma. Simplemente detente y contempla, admíralo, estas presenciando una leyenda. Esto sucede así siempre. Solo contémplalo. No lo critiques porque hace algo fuera de lo común. Solo piensa un instante si tu serías capaz de hacer lo mismo.

Corre entonces el año 58. Estamos en Urales rusos, allí comienza la historia, que luego seguiría en Kazajstán al caer la Unión Soviética. Como montañero hizo su nombre en una serie de audaces y rápidos ascensos en el Cáucaso y Tien Shan, mientras ganaba su vida como entrenador de esquí al equipo femenino ruso de esquí de fondo.

Lo importante de Boukreev no fueron los logros, es más, ni siquiera tiene sentido mencionarlos, se los dejo para las estadísticas. Lo importante es como él supo tratar y moverse en la montaña. Como pocos, como aquellos que quedan por siempre en el pensamiento, y que uno regresa a la vida en su imaginación y entonces la deja volar y dice: que cosas hubiese hecho de no haber existido aquél fatídico día ...

Pero la realidad golpea de otra manera. Ese día existió, y por eso estamos ahora hablando de él, de esta manera. De no haber existido, estaríamos hablando de forma distinta, como hablamos de muchos grandes que han desplegado su actividad entre las rocas y el hielo.

Nos transportamos en el tiempo, después de la tragedia y lo vemos ahora con sandalias y pantalones de chándal, sentado en el hotel Gauri Shankar de Katmandú. Toma uno y otro sorbo de té negro fuerte y habla de su última aventura para escalar el Monte Everest, todavía acosado, atormentado, por los trágicos sucesos acontecidos el año anterior.

"Yo soy entrenador, entrenador de deportistas. Ofrezco mi experiencia para ayudar a un grupo de personas que lleguen a la cumbre, pero ¿soy responsable de si viven o mueren? Yo les aconsejaré cómo llegar a la cumbre, les mostraré cómo, y yo les ayudaré, pero no puedo ser responsable de su seguridad."

Luego, lo vemos caminando por las calles polvorientas de Thamel cerca del Pumpernickel, la panadería local barata y siempre llena de gente que se ha convertido en una de las favoritas de los viajeros de Kathmandu. Sorprende verlo, es uno de esos personajes que uno sabe que va hacer historia, que está haciendo historia. Y lo tenés que contemplar. Que disfrutar.

Y estaba allí, en Kathmandú. Cuando finalmente caminaba desde el Hotel Manang, pasando por una calle atestada de perros mestizos durmiendo, vacas ambulantes y montones de basura, hasta el Gauri Shankar, donde residía.

Sus ojos parecían hablar por sí mismo. Esa mirada que encerraba tanta y tanta montaña. Entonces, cuando se le preguntaba sobre la tragedia, además de insistir con el hecho que era un entrenador de montañistas, finalizaba abruptamente la conversación de manera contundente: "Escalar es lo que hago", se encoge de hombros. "Tengo la oportunidad, así que ahora tal vez voy a hacer esto. Voy a ver."

Pero antes de ir a ver, nos dejó este testimonio maravilloso:

"Fui duramente criticado -y sigo siéndolo- a pesar que hice un enorme esfuerzo para rescatar a la gente en el Everest. Fue muy difícil. Por un lado, algunos dicen que fui un héroe, pero por otro muchos piensan que cometí errores. Los mejores y experimentados guías murieron ese día. Rob Hall, que hizo su quinto ascenso al Everest, murió junto con sus clientes. Él era el responsable. Responsable de personas más débiles quienes también murieron. La tormenta cortó la vida de las personas, sin distinguir si eran fuertes o débiles. Cuando se desató, los escaladores perdieron la capacidad de orientarse hacia abajo de la montaña, permanecieron arriba, y eso fue letal. Durante esa tragedia rescaté a tres personas, pero no he usado oxígeno suplementario. Me culpan por eso. Pero yo estaba en perfectas condiciones para no usarlo. Había subido el Manaslu, tan solo dos meses antes de aquella expedición y estaba perfectamente aclimatado. Scott Fischer, a quien considero el mejor alpinista americano, también perdió la vida ese día. Esas fueron las condiciones en que yo trabajé. Hice lo que pude, rescaté a clientes, tomé decisiones no triviales, que iban en contra de la opinión de escaladores conservadores. Hice todo por mi cuenta, de manera diferente y eso me ayudo a sobrevivir y salvar a otros".

La montaña tiene la maravillosa cualidad de poder brindarnos hermosas historias, aún en la tragedia. De este terrible hecho, hemos obtenido la figura de Anatoly Boukreev y su legado en la montaña. Independientemente que hayan sido o no cuestionable sus actitudes por encima de ella. Existió y marcó huella.

Todo lo que puede rescatarse de esta tragedia de 1996, pudo usarse convenientemente en el futuro, para generar otras tragedias. Así es, el ser humano es el único animal que suele cometer dos veces el mismo error. Pero más allá de eso, no fueron dos, fueron muchas más y vienen sucediéndose sistemáticamente año tras año.

Ya entrados en el siglo XXI, las cosas no mejoraron, por el contrario, fueron de mal en peor. Diez años después del incidente de 1996, uno nuevo saltó al escenario, no por la cantidad de protagonistas, ya que simplemente se trató de uno solo, sino por el escenario en que se montó tal suceso. Y el suceso se llamó David Sharp, un escalador británico de 34 años que nos dejó un interesante ejemplo que ilustra perfectamente la miseria humana.

David Sharp, realizaba en aquella temporada de 2006, su tercer intento a la montaña más alta del mundo. En los dos anteriores, realizados en 2003 y 2004, logró alcanzar algo más de 8000 metros antes de tener que pegar la vuelta por las inviables condiciones climáticas. También trajo como recuerdo, dos dedos menos de sus pies.

Ahora, estaba encarando un nuevo proyecto, acompañado de su amigo Dave Watson, quien posteriormente, tras los sucesos, reveló algunos aspectos interesantes que un poco hablan acerca de la personalidad del propio David. Watson dijo que Sharp le había confesado que éste sería el último intento al Everest, ya que no contaba con los medios económicos necesarios para sustentar una nueva expedición. No obstante, estaba seguro esta vez que no haría falta un nuevo intento, ya que se consideraba en condiciones de lograrlo, en base a la experiencia que había adquirido en sus dos incursiones previas.

Respecto a la falla en los proyectos de 2003 y 2004, lo atribuyó principalmente al material de baja calidad que llevó en aquellas dos oportunidades, cosa que ahora, había logrado subsanar.

David llegaba a esta expedición de 2006 junto al equipo de Asian Trekking, a quien había contratado para llevarlo hasta el campo base avanzado en la ruta del collado norte del Monte Everest. Hasta ese punto, la empresa operadora debía darle soporte de transporte de equipo, guía, alimentación y tienda. Luego, de allí en adelante, todo quedaba en sus manos.

Según pudo saberse, David tuvo algunas ofertas para unirse a algún otro equipo. Inclusive, se dijo que contaba con el dinero para hacerlo. Pero nunca accedió. Él quería ascender desde el campo base avanzado hasta la cumbre, por sus propios medios.

Tras haber llegado a ese punto, David pasó un par de semanas subiendo y bajando desde los campos de altura, llevando materiales y completando su aclimatación. En esos viajes porteó comida, oxígeno, carpas, y combustible para derretir nieve. Todo sin ningún tipo de inconvenientes. En ningún momento le comunicaba a la gente que estaba en el campo base avanzado, cuáles eran sus planes. Inclusive tenía algunos comportamientos algo extraños, como el hecho denominar los campos de altura tal como había sido en la expedición de George Mallory de 1924, como “campamento británico I” por ejemplo, según los dichos del propio Watson.

A pesar de ser ateo, David demostró respeto por las creencias locales. Estando en Kathmandú, aceptó el Khata, que es una bufanda tradicional ceremonial común en la cultura tibetana y de Mongolia. La bufanda simboliza la pureza y la compasión, y por lo general, está confeccionada de seda. Las khatas tibetanas son generalmente de color blanco simbolizando la pureza del corazón del que la ofrenda, también son bastantes comunes las khatas de color oro amarillo. Pueden ser obsequiadas junto con incienso y otros artículos religiosos en bodas, funerales, nacimientos, graduaciones, llegadas y salidas de los huéspedes. Al ofrecerla los tibetanos suelen darla junto con la expresión "Tashi Delek" que significa buena suerte, en este caso, para la escalada de la montaña. Generalmente es bendecida por un monje o lama y con la intención de garantizar un viaje seguro a la cumbre, y de regreso. En el ABC, Sharp se sentó respetuosamente para la puja de una hora, una ceremonia en la que un lama bendice el equipo de los escaladores.

En la primera semana de mayo de aquél año 2006, David inició su empuje final hacia la cumbre. Tras arribar al collado norte, estableció un campamento en 7900 metros, donde permaneció durante un lapso de tres días. Al amanecer del último día, continuaba nevando y había mucho viento, tras lo cual decidió cancelar el intento y retornar al campo base avanzado.

Para el 11 de mayo, David retomó el ascenso y portando un solo cilindro de oxígeno, volvió a la posición del collado norte. La idea de David era no utilizar oxígeno suplementario, solo llevarlo para el caso de ser extremadamente necesario. No obstante, un solo cilindro era algo demasiado escaso, pero el confiaba en encontrar otros a medio llenar por el camino, como habitualmente decía, suelen encontrarse. Pero sí, recalcamos, la idea era no utilizarlo.

Mientras estaba en este punto, y según informó posteriormente el propio Watson, David se cruzó con él y Gheorge Dijmarescu, que regresaban de la cumbre del Everest. Los felicitó y siguió adelante con su proyecto solitario. Fue realmente una verdadera pena que David no haya tenido intenciones de realizar el intento junto a su amigo, nada de todo esto que estamos relatando hubiese sucedido.

Luego de esto, a unos 8400 metros en las primeras horas del día 14 de mayo de 2006, el escalador de Colorado, Bill Crouse y su equipo de una docena de clientes y sherpas lo vieron en su ascenso en un tramo ascendente diagonalmente conocido como las grietas de salida. Según referenció posteriormente Crouse, parecía cansado, así que se sentó en la nieve que caía, desconectándose de la cuerda fija para dejar pasar a otros escaladores más rápidos.

Al descender, Crouse y su equipo llegaron a la cima del Tercer Paso, aproximadamente a 150 metros verticales de la cumbre, alrededor de las 11:20, cuando el guía vio a Sharp nuevamente a un lado, cobijado del viento que soplaba. Lo engancharon a la línea fija y el grupo de Crouse se desenganchó y volvió a enganchar más abajo para rodearlo y seguir su camino. Crouse le advirtió a Sharp que tuviese cuidado, pero este no respondió.

Tiempo después, en el Segundo Paso, Crouse miró hacia arriba. Comprobó que Sharp se había movido un poco más alto, pero no más de cien metros. Todo indicaba que, para aquél día, David era el último en subir la montaña. Para este punto, Sharp más alto que en los otros dos intentos previos.

Posteriormente, cuando todos los equipos arribaron a la base, pudieron comprobar que David Sharp no estaba entre los escaladores arribados. Dave Watson asumió que su amigo se había metido en una tienda desocupada en uno de los campamentos altos para descansar. Sharp había dado la vuelta justo antes de la cumbre dos veces antes, por lo que Watson sabía que el británico era un escalador inteligente. Pero también sabía que Sharp consideraba a este intento como el último y estaba decidido a no volver sin traer la cumbre consigo.

No obstante, esa misma noche, mientras unos terminaban su incursión, otros la iniciaban. Antes de la medianoche, varios equipos iniciaron el empuje final hacia la cumbre. Mark Woodward, un guía de Himalayan Experience, estaba guiando a un equipo de camarógrafos que filmaban el intento del neozelandés Mark Inglis para convertirse en el primer doble amputado en llegar a la cumbre. Poco antes de la una de la mañana, a unos 8460 metros, el grupo llegó a un nicho de roca donde Woodward sabía que encontrarían a "Botas verdes", el escalador indio congelado que había muerto allí diez años antes. Woodward se volvió al ser advertido por un cliente, que había un segundo par de botas que sobresalían de la cueva.

A la luz de su linterna, Woodward pudo ver a un hombre, todavía sujeto a la cuerda guía roja y azul, sentado a la derecha del indio muerto, con los brazos alrededor de las rodillas. No llevaba máscara de oxígeno y se habían formado cristales de hielo en sus pestañas cerradas. El camarógrafo Mark Whetu le gritó que se moviera, pero no hubo respuesta.

Woodward pensó que el hombre estaba en coma hipotérmico. Nadie habló por radio con el líder de la expedición Russell Brice acerca de un posible rescate. Después de detenerse el tiempo suficiente para soltar la cuerda, sobrepasar a Sharp y volver a engancharse, el grupo siguió caminando.

Unos veinte minutos después, otro grupo de escaladores turcos llegó a la cueva y también vio a Sharp. El Sherpa del grupo, Lapka, instó al escalador a levantarse y seguir moviéndose. Sharp no habló, pero le hizo claras señas que se entendieron como que no iba a hacer caso al pedido.

Más escaladores que intentaron la cumbre ese día, asumieron que Sharp era "Botas Verdes", o no lo notaron en absoluto. Maxime Chaya había sido el primero en subir la montaña aquella jornada, y había pasado la muesca antes que los demás, pero no se percató de la presencia de David al subir. El rayo de su linterna no tenía mucha potencia, y se centró en su objetivo de convertirse en el primer ciudadano libanés en alcanzar el Everest.

Chaya llegó a la cumbre alrededor de las seis de la mañana, junto a su sherpa, un joven llamado Dorjee, que estaba haciendo su primera cumbre en el ocho mil. Luego de ello, tras las fotografías y festejos, emprendieron el regreso. Alrededor de las 9.30 llegaron nuevamente hasta la cueva, y ahora si lo vio a David, con sus botas rojas.

Chaya llamó por radio a Brice. Sharp estaba inconsciente y tiritaba violentamente, con los dientes apretados. Su nariz ya se había vuelto de un negro profundo al igual que sus mejillas y labios.

Estaba sin sombrero y sin gafas, solo llevaba un par de guantes de lana azul claro. Cuando los turcos vieron a Sharp, según señalaron posteriormente, todavía estaba completamente vestido. Chaya pudo ver que sus dedos torcidos estaban absolutamente congelados.

Las rodillas de Sharp estaban estiradas. En la mochila de Sharp, Chaya encontró solo una botella de oxígeno, el medidor estaba vacío. Chaya le dijo a Brice que las piernas de Sharp parecían estar congeladas hasta las rodillas, los brazos hasta los codos. Dorjee había intentado darle oxígeno al hombre, pero no hubo respuesta. "No hay nada que puedas hacer, Max", dijo Brice.

Brice le recordó a Chaya que solo le quedaban unos noventa minutos de oxígeno. Todos sus sherpas estaban ayudando a los clientes a bajar la montaña, y no había suficientes personas para llevar a un hombre inconsciente por pasos difíciles de hielo y pedregal suelto.

Durante casi una hora, Chaya se sentó en una roca a pocos metros de Sharp, llorando y suplicando por la radio.

Finalmente, Chaya y Dorjee se levantaron para irse. Chaya, un cristiano ortodoxo griego, apoyó al moribundo y comenzó a recitar el padrenuestro en francés. Al terminar, Chaya hizo la señal de la cruz, y junto a Dorjee, reanudaron el descenso.

Más tarde, cuando el equipo turco estaba descendiendo, se volvió a topar con David. Pero para ese momento, estaban en modo rescate, ya que uno de los integrantes del grupo sufría síntomas severos de mal agudo de montaña. Sin embargo, la escaladora turca Eylem Elif Mavis, que fue la primera mujer de esa nacionalidad en escalar el Everest, que también descendía de la cumbre, encontró a Sharp en lo que parecía ser un coma hipotérmico. Ella y su sherpa, intentaron conectar una de sus botellas de oxígeno al regulador de Sharp, pero el dispositivo no funcionó. En ese momento, el líder de la expedición transmitió al base los datos posicionales de David con un panorama de su condición, y luego, continuaron con el descenso.

Phurba Tashi, el jefe sherpa de Brice, descendía con otros cerca del mediodía, y vio a David. Inclinándose hacia el hombre tembloroso, le preguntó su nombre. Ya sea por el aumento de la temperatura o el oxígeno que Dorjee le había dado, Sharp fue capaz de responder de alguna manera: "Mi nombre es David Sharp. Estoy con Asian Trekking y solo quiero dormir". Los sherpas le administraron oxígeno e intentaron poner a Sharp de pie, pero él siguió con su imparable camino hacia el colapso. Movieron a Sharp unos metros para que le diera el sol y luego siguieron bajando la montaña.

Al llegar todos al campo base se desató inevitablemente un absoluto clima de incertidumbre y discusión. Se decía que tres escaladores estaban demorados en los campos de altura. Además de Sharp, un malayo y un estadounidense estaban en apuros. Pero lo más sorprendente de todo, fue que la mayoría de los escaladores parecía estar más preocupados por la suerte corrida por el estadounidense y el malayo, ya que transmitían descripciones de estos dos, ignorando todo lo referente a David Sharp. Tanto el estadounidense como el malayo, posteriormente aparecieron y pudieron salvar su vida.

En la mañana del 16 de mayo, cuando la confusión dio paso a una seria preocupación, Phurba dio la descripción de Sharp. Su compañero Watson, de inmediato fue a la tienda amarilla de Sharp y recuperó el pasaporte de su amigo. De esta manera el Sherpa confirmó a Sharp como el escalador en problemas.

Pero nadie planteó ningún nuevo aviso de socorro, ni mucho menos rescate ya que no había necesidad, puesto que un sherpa que acababa de llegar a la cima con un equipo coreano, llamó desde la ladera de la montaña para confirmar que un escalador con botas rojas estaba muerto.

Casi dos semanas después de la muerte de Sharp, el escalador australiano Lincoln Hall fue rescatado de aún más alto en la montaña después de ser dejado muerto y pasar una noche expuesto a los elementos. Se necesitaron más de una docena de sherpas y varios cilindros de oxígeno. La diferencia fue que Hall había logrado caminar por sus propios medios.

En este sentido, Beck Weathers, un escalador estadounidense que formó parte de la expedición de Rob Hall de 1996, dijo una vez que “No es tu cuerpo sino tu mente lo que te lleva a la cumbre y de regreso. Tu cuerpo está agotado horas antes de llegar a la cima”, escribió Beck, que fue dado por muerto dos veces y bajó la montaña solo porque podía seguir caminando. "Es solo a través de tu voluntad, tu enfoque y tu impulso que continúas moviéndote. Si pierdes ese enfoque, tu cuerpo es una cosa muerta e inútil debajo de ti". En cuanto a los muertos o moribundos en la montaña, Weathers dijo muy fríamente: "los dejas".

El propio Edmund Hillary se indignó después de escuchar que algunos escaladores informaron sobre la condición de Sharp durante el ascenso, pero se les dijo que continuaran hacia la cumbre. Sugiriendo que habría abortado su propia escalada histórica para ayudar al joven británico, Hillary declaró que la vida humana era "mucho más importante que simplemente llegar a la cima de una montaña".

Brice, quien inició o participó en quince misiones de rescate del Everest, insiste en que no supo acerca de las condiciones de Sharp hasta que el británico ya estaba más allá del rescate. Él dice que sus registros de radio y las transcripciones de sus conversaciones no revelan llamadas sobre un escalador afectado en el ascenso del 14 al 15 de mayo.

Inglis, quien llegó a la cima con sus prótesis de piernas, había dicho en una entrevista transmitida en mayo que su equipo le comunicó por radio a Brice sobre un escalador afectado en su ascenso, antes de que Sharp pasara una segunda noche bajo aquellas temperaturas extremas, y le dijeron que continuara. Pero el neozelandés dijo que estaba tan concentrado en los desafíos de la escalada que "puedo llegar a estar equivocado".

Once escaladores perecieron en el Everest en esa temporada, pero debido a los informes que indicaron que más de cuarenta personas pasaron junto a él mientras moría, la muerte de Sharp recibió mucha más atención que las restantes, o sea, David no recibió la más mínima atención mientras vivía, pero si, una vez fallecido.

Y a partir de allí empezaron a surgir las preguntas y un sinfín de recriminaciones que iban de un lado al otro.

¿Por qué nadie trató de administrar medicamentos a Sharp, si la mayoría de los equipos de escalada los llevan consigo, para estimular la respiración y aliviar el posible edema cerebral? ¿Podrían un par de horas de oxígeno de alto flujo haber repuesto a Sharp lo suficiente como para ponerlo en movimiento, y ayudarlo a descender? ¿Por qué las personas que pasaron junto Sharp, con diferencia de minutos, tienen recuerdos significativamente diferentes de su condición?

Watson dijo que Sharp estaba a solo una hora de ascenso por encima de los campos altos para un Sherpa fuerte. Habría ayudado con mucho gusto a pagar un esfuerzo de rescate como lo habían hecho él y Dijmarescu en 2004, salvando a un escalador mexicano.

"Es una pena que ninguna de las personas que se preocuparon por David supiera que estaba en problemas", dijo Watson, "porque el resultado hubiera sido muy diferente". Pero acaso el mismo, ¿Se ocupó debidamente de su amigo? ¿Pudo haber desplegado una misión de rescate, a sabiendas que no tenía noticias de David? ¿O acaso se dejó llevar por la confianza en su amigo?

Chaya, que hizo todo lo posible por ayudar a Sharp, ofreció sus condolencias a los padres de Sharp. Pero dijo que Sharp cometió graves errores al ir solo con muy poco oxígeno, sin radio y tan tarde en el día. "Casi parece", dijo, "que estaba buscando morir".

Aunque Sharp no era un cliente, Brice se encargó de telefonear a los padres del escalador británico para darles la noticia. A principios de junio, entregó personalmente sus efectos en su hogar en Yorkshire.

La madre de Sharp, Linda, no culpó a Brice, Chaya ni a nadie más por la muerte de su hijo. Ella les agradeció por lo que hicieron. "Su única responsabilidad", dijo, "es salvarse a sí mismo, no tratar de salvar a nadie más".

Nueve días después de la confirmación de la muerte de Sharp, Christian Stangl, un escalador austríaco que lo conoció en aquella expedición, llegó al lugar donde yacía el cuerpo de Sharp.

Alguien le había puesto la mochila roja y azul en el pecho para cubrirle la cara. Stangl movió la mochila, para ver por sí mismo si era realmente Sharp: con los ojos entreabiertos, las manos heladas a los costados y las palmas hacia el cielo. El austriaco luego, pasó por encima de esas botas Millet rojas y continuó hacia la cumbre.

¿Llegó el mismo Sharp a la cumbre, como han especulado algunos medios de comunicación? En la única entrevista que le concedieron, sus padres dijeron que creen que lo hizo. Con los testimonios que acabamos de leer, es muy poco probable que lo haya logrado. Sin embargo, hay un punto ciego de varias horas donde pudo haber alcanzado la cumbre. No viene al caso ahora. Si vienen al caso un sinfín de consideraciones.

¿Hasta qué punto son responsables los escaladores que pasaron a su lado y no le prestaron la ayuda necesaria para salvar su vida? ¿Es más, son responsables por su vida?

Claramente no son responsables por su vida, ya que aquellos que encaran este tipo de deporte extremo, sabe a lo que se expone y debe responder él primero por su propia vida. Algo parecido a esto lo mencionamos en un párrafo al comienzo de este capítulo, y no lo dije yo, sino el mismo Anatoly Boukreev: “Yo soy entrenador, entrenador de deportistas. Ofrezco mi experiencia para ayudar a un grupo de personas que lleguen a la cumbre, pero ¿soy responsable de si viven o mueren? Yo les aconsejaré cómo llegar a la cumbre, les mostraré cómo, y yo les ayudaré, pero no puedo ser responsable de su seguridad.".

Pero lamentablemente para ellos, todo esto no quita que, por encima de cualquier responsabilidad, entra a jugar otro factor, que se llama humanidad y que les guste o no, hace que deban abortar cualquier intento personal en pos de salvar una vida. Y esto va de acuerdo con los dichos del propio Edmund Hillary, que mencionamos unos párrafos atrás. De allí su indignación. En consecuencia, bajo este escenario, si son responsables.

Llevando todo esto al mundo terrenal, si yo voy caminando por la calle, con el tiempo justo para una cita con el médico, y en el camino veo una persona que acaba de sufrir colapso y está tirada inconsciente, ¿Sigo mi marcha porque voy a llegar tarde al médico, o le presto mi ayuda dentro de mis posibilidades? Si no lo hago, y sigo la marcha, seguramente nadie va a recriminarme nada, porque no hay una ley que diga que debo detener todo, y prestarle ayuda.

El tema está mucho más por encima de esas supuestas leyes. Es un tema moral. Un tema humanitario, y ninguna persona, más que yo mismo, me va a poder condenar por ello. Todo dependerá de los valores morales que tenemos asimilados.

En ese sentido, quienes hayan participado, cualquiera haya sido la modalidad, en el incidente de David Sharp, sabe claramente cuál ha sido su grado de responsabilidad y deberá cargar con ello, en mayor o menor medida.

Este es otro de los escenarios que surgen como consecuencia de las expediciones comerciales, aunque no podemos endilgarle toda la responsabilidad a las mismas. O quizás sí, porque fueron los personajes llevados por estas expediciones comerciales, que, por omisión, generaron en definitiva los que posteriormente se les reclamó: el hecho de no haber asistido al escalador británico. Y la empresa Asian Trekking, que, si bien no prestaba soporte al escalador más allá del campo base, fue en definitiva la que lo llevó y su obligación para con David aún no había finalizado. Y también, porque de no haber existido esa modalidad de escalada, David Sharp quizás no hubiese tenido la posibilidad de acceder a la montaña al menos, bajo esas condiciones.

Vamos ahora, unos años después. Temporada Everest 2014. El 18 de abril de ese año, una avalancha golpeó el área justo debajo del Campo 2 alrededor de las 06:30 hora local y a una altura de aproximadamente 5900 metros. Estas fueron algunas de las noticias difundidas aquél nefasto día y que hemos extraído de la Revista Alpinismonline Magazine, para la cual, yo mismo realizaba el seguimiento de los equipos más importantes en el monte Everest.

Peak Freaks: Podemos informar que seis sherpas han fallecido y nueve se encuentran desaparecidos. Los helicópteros están trabajando en el lugar del siniestro rescatando montañistas, ya que más de cien se encuentran varados porque una de las escaleras quedó destruida por el accidente. Ningún miembro de Peak Freaks se encuentra involucrado en el accidente.

Jagged Globe: Podemos confirmar que sherpas de Jagged Globe han estado involucrados en un accidente producido en la cascada de hielo esta mañana. Los jefes de equipo y miembros de la expedición de Jagged Globe se encontraban en el campamento base al momento del accidente. Actualizaremos cuando tengamos más noticias.

Alpine Ascent International: Desde el campo base informamos acerca de un accidente en la cascada de hielo. Sherpas de Alpine Ascent international se encuentran involucrados en el mismo. Ampliaremos cuando tengamos más información.

Asian Trekking Eco Everest Expedition: Se ha producido una enorme avalancha esta mañana en las proximidades del Campo I del Collado Sur. Todos los sherpas, miembros de equipo y clientes de Asian Trekking no están involucrados en el accidente.

IMG: El Líder de IMG Greg Vernovage informa que una avalancha de hielo se produjo esta mañana desde el hombro oeste y se extendió hacia abajo por la cascada de hielo, por debajo del Campo 1. Aparentemente uno de los sherpas de IMG sufrió una lesión en la pierna. Todos los demás miembros de IMG y sherpas están bien.

Adventure Consultants: Se ha producido un incidente en la cascada de hielo del Khumbu en el Monte Everest esta mañana que implica sherpas de una serie de equipos, incluidos los sherpas de Adventure Consultants. Todos los escaladores y guías de Adventure Consultants estaban en el Campamento Base en el momento y no se encuentran involucrados en el accidente. Estamos a la espera de escuchar actualizaciones sobre nuestro personal Sherpa y esperamos ser capaces de publicar una nueva actualización pronto.

Altitude Junkies: Ha habido una avalancha en la montaña. Todo nuestro equipo de sherpas está bien. Estamos a la espera de más noticias y detalles exactos. Las operaciones de rescate están en marcha con la asistencia de muchos equipos. Dorjee Sherpa, Pasang Ongchu, Kami Nuru, Ang Gelu, da Kusang, Samden y Phil Crampton de Altitude Junkies ayudaron con los esfuerzos de rescate. Nuestras oraciones y pensamientos están con aquellos que han sido afectados por esta tragedia. Es un momento solemne en el campamento base.

Todo sonaba durísimo. Y lo fue de hecho. Sucedió en horas de la mañana cuando la cascada de hielo cuenta con el mayor tráfico. Para esa fecha, 18 de abril, la cascada estaba completamente equipada y aunque aún los equipos no habían comenzado con la rotación hacia campos de altura, los sherpas estaban yendo y viniendo a través de la ruta. Fue simplemente una casualidad que ningún escalador extranjero hubiese sido alcanzado. Sigamos leyendo un poco más la crónica de nuestra revista, mientras transcurrían las horas:

La avalancha que se produjo en el día de hoy hacia las 6.30 de la mañana, hora local de Nepal, se desató sobre una zona de la cascada del hielo del Khumbú, entre el campo base y el campo I, en una región bautizada con el nombre de "palomitas de maíz", así lo informa Eric Simonson de IMG.

Un miembro de Jagged Globe, la empresa comercial del Reino Unido, ha sido confirmado como el primer fallecido, se trata de Pasang Karma sherpa, cuyo cuerpo ya ha sido trasladado a Lukla para luego ser llevado a su aldea de origen donde lo aguardan sus familiares, que ya han sido informados acerca de la tragedia.

Se trata ésta de una de las peores tragedias de la historia en el Everest. También informa Eric Simonson que la tragedia se produjo por una avalancha de hielo, no de nieve, que se produjo al desprenderse un enorme bloque del glaciar colgante.

“La avalancha se produjo cerca de tres cuartas partes del camino hasta la cascada de hielo del Khumbu. La ironía es que todo el mundo se sentía muy bien sobre la ruta de la Cascada de hielo este año, ya que se había instalado en esta temporada por los "médicos de la cascada" más lejos del borde del hombro oeste en un área que normalmente no está tan expuesta a las avalanchas.

Sin embargo, esta avalancha de hielo (que no debe confundirse con una avalancha de nieve) fue causada por un enorme trozo de hielo que se desprendió en lo alto del glaciar colgante y se rompió en pedazos innumerables, ya que cayó por varios miles de pies, dando lugar a residuos que terminaron por sobre la cascada de Hielo del Collado sur.

El Guía IMG Austin Shannon estaba entrenando en la Cascada de hielo inferior con algunos de los clientes, mientras el IMG guía Justin Merle y Max Bunce estaban en el Campamento 1 y descendieron al lugar de la tragedia. Junto con otros equipos de rescate, estos chicos pasaron muchas horas de hoy en la escena del rescate de los heridos y la recuperación de los muertos.

Tuvimos la suerte de que sólo un miembro de nuestro equipo de IMG resultó herido. Kami Sherpa de IMG (de Kerung , que no debe confundirse con el Kami de Pangboche ) fue un duro golpe en la pierna por un trozo de hielo y fue derivado rápidamente a Katmandú en helicóptero.

Hablé con nuestros jefes de expedición Greg y Jangbu, que informan que todos los equipos han accedido a quedarse fuera de la Cascada de hielo durante dos días para dar tiempo a los "doctores de la cascada" para volver a reconstruir la ruta de ascenso. Además, todavía hay varios sherpas con paradero desconocido y los esfuerzos de búsqueda y recuperación continuará durante el día de mañana.” Informaba Eric Simonson de International Mountain Guides.

Luego de transcurridas algunas horas, ampliamos la información con nuevos datos recibidos: Cuando comenzamos a escribir el primer artículo relacionado con esta avalancha hoy por la mañana, no nos imaginábamos siquiera que estaríamos ante la tragedia más grande de la historia del Monte Everest, superando a su predecesora de 1996, donde ocho montañistas perdieron la vida.

Hoy, trece sherpas de distintos equipos comerciales perecieron. Y el número puede ser aún mayor, ya que al menos hay cuatro desaparecidos confirmados que aún no pudieron ser hallados.

El hecho se produjo a las 6.45 hora local del viernes 18, 22.45 del jueves 17 en Argentina, cuando un enorme bloque de hielo se desprendió de un glaciar colgante de la ladera sur del Monte Everest que da sobre la ruta del Collado Sur, la más transitada, la ruta normal, por sobre la cascada de hielo.

Desde hace semanas, los "doctores de la cascada", término con que se los denomina a los sherpas de avanzada de las distintas expediciones comerciales que abren el camino año tras año, buscando la ruta más óptima para atravesar la cascada, estaban trabajando precisamente abocados a esa tarea. Inclusive, hace ya algunas semanas se había superado ese punto y se trabajaba entre los campos I y II, localizados en el valle del silencio, con el tendido de cuerdas fijas.

Varios escaladores sherpas, durante el día de hoy -se estima que aproximadamente unos cincuenta- estaban retornando desde el campo I hacia el campo base, debiendo en consecuencia atravesar obligatoriamente la cascada de hielo, donde ya estaban establecidas las cuerdas fijas y distintas escaleras, que no son más que escaleras de aluminio fijadas al hielo con el objeto de salvar grietas y abismos que inundan todos los rincones de la cascada.

Fue en ese momento en que se produjo el desprendimiento que originó una avalancha, pero no de nieve, de hielo, donde los enormes bloques fueron destrozándose y arrastrando todo a su paso, inclusive y lamentablemente, a los montañistas.

De inmediato se dio aviso al base donde se activaron los medios de rescate que incluyeron helicópteros e inclusive grupos de sherpas que estaban en el BC y contribuyeron arduamente en el rescate de posibles sobrevivientes.

Algunos montañistas fueron trasladados en helicóptero hacia Lukla donde se localiza el hospital más cercano de mayor complejidad, recordando que existe uno también en el base. Los de mayor gravedad inclusive, fueron llevados a la capital, Katmandú.

Según informaba Tim de Peak Freaks desde el campo base, el panorama al caer la noche era desolador:

"Me senté en un momento y conté trece medios de elevación en helicóptero transportando doce cuerpos, colgando, todos eran cadáveres sobre nuestras cabezas. Muchos escaladores han comenzado a empacar, no quieren seguir adelante, ya es suficiente para ellos. Nosotros, tuvimos una reunión de equipo y les ofrecimos a los sherpas que si querían podían retirarse a sus casas por esta temporada, con su sueldo pago. Muchos sitios de información dicen que los sherpas estaban fijando cuerdas. No es así, estaban empezando a transportar las cargas hacia los campos de altura cuando fueron sorprendidos por la avalancha. Hoy por la tarde hubo una reunión entre jefes de distintos equipos. Hay mucho malestar aquí, inclusive hay gente del gobierno que este año ha decidido intervenir más abiertamente para evitar los problemas del año pasado. Se ha decidido al momento suspender todo ascenso al menos por los próximos cuatro días."

Perdieron la vida en la tragedia del Monte Everest de 2014, Mingma Nuru Sherpa, Dorji Sherpa, Ang Tshiri Sherpa, Nima Sherpa, Phurba Ongyal Sherpa, Lakpa Tenjing Sherpa, Chhring Ongchu Sherpa, Dorjee Khatri Sherpa, Then Dorjee Sherpa, Phur Tempa Sherpa, Pasag Karma Sherpa, Asman Tamang Sherpa, Tenzing Chottar Sherpa, Ankaji Sherpa, Pem Tenji Sherpa, y Ash Bahadur Gurung Sherpa.

La tragedia del Monte Everest de 2014 marca un nuevo punto de inflexión en esta larga historia de escaladas en la montaña más alta del mundo. Lo que acabamos de leer fueron los hechos, que pudimos documentar en aquél momento, directamente desde las fuentes. Algunas semanas después uno de los escaladores más importantes en la historia del Everest de los últimos años, uno de los que más conoce la montaña y propietario de una empresa comercial líder en este tipo de servicios, el argentino Damián Benegas, concedió una entrevista muy interesante a la Revista española Desnivel, y allí expresa algunos conceptos que claramente marcan el camino de lo que viene sucediendo en el Everest desde hace ya varias temporadas.

Tengamos en cuenta que este análisis viene precisamente desde uno de los protagonistas que, al ser parte del negocio, podríamos inferir que cuenta con cierta parcialidad al respecto. De ninguna manera, fueron conceptos claros, objetivos y que paradójicamente con el correr de los años, se fueron cumpliendo en lo que respecta a los vaticinios.

Uno de los temas más interesantes que advirtió Damián por aquél entonces, fue el hecho de la calidad operativa de los Doctores de Cascada, la cual se vio muy disminuida después de la desaparición de los viejos y experimentados sherpas, dejándose de lado algunos criterios fundamentales, que en definitiva contribuyen a crear más problema. Según indica, desde la existencia de los doctores, se intentaba buscar la ruta más conveniente, sobre una cascada de hielo que constantemente va modificándose debido a su propio desplazamiento. Se reemplazó esta acción por el simple hecho de recomponer las vías anteriormente establecidas, con lo cual, éstas podrían no llegar a ser las más conveniente para la nueva temporada.

Damián indica que, para aquella temporada de 2014, se fijaba la cuerda con cien metros entre anclaje y anclaje, y sitios con hasta tres escaleras unidas, que derivó en un mayor tiempo de espera para traspasarlas. Y sabemos que los tiempos de espera en la cascada de hielo pueden llegar a ser determinantes, como sucedió en aquella temporada.

Pero el factor principal, que no habría incidido en el tema de la tragedia –tal vez si el de la mala fijación de ruta en la cascada- pero si fue un caldo de cultivo para problemas en las siguientes temporadas, fue un cambio social en lo que refiere al conjunto de los sherpas.

Ellos vieron que de cierta forma se empezaba a dilapidar sus derechos, y fueron exigiendo mayores beneficios, más participación en lo que sería el reparto, solicitando al mismo gobierno una modificación de los beneficios obtenidos a través de los aranceles cobrados en concepto de permisos y todo el tema en general se fue politizando de tal manera que empezaron a surgir otros tipos de conflictos que antes no existían.

Un grupo de sherpas se puso duro y lanzó determinadas exigencias que solo contribuían a crear más división. Damián, en este sentido, habla de “piquete”, y hace referencia a un concepto que es muy conocido en su país, también mi país, donde se utiliza esa metodología para obtener beneficios a través de la fuerza. Algo así como: “hacemos las cosas como yo digo o directamente no se hacen”.

El advenimiento de un nuevo grupo de sherpas, con muy poca experiencia y conocimiento, queriéndose llevar todo por delante, fue y es uno de los factores que viene contribuyendo al desorden actual en todo lo que sucede en el monte Everest a través de la ruta sur de la montaña. Del lado norte es otra cosa, otra política, otro gobierno. Es similar en algunas cuestiones, pero a la vez bastante diferente. Ya lo veremos a esto más en profundidad en el próximo capítulo.

Pero retomando el tema de los sherpas, éstos vienen creando desde hace ya varios años, podemos decir que se han establecido a partir de la década de 2010, sus propias empresas comerciales, y guiando gente hasta la cumbre del Everest, ofreciendo a cambio un servicio mucho más económico, en detrimento de cuestiones de seguridad, que la propia experiencia del guía otorga. Estos nuevos protagonistas, con poca o hasta ninguna experiencia en este tipo de proyectos, ofrece servicios a menos de la mitad de lo que una empresa extranjera de larga trayectoria puede ofrecer, abaratando peligrosamente los costos y siendo en muchos de los casos, los grandes responsables de las tragedias que vienen sucediéndose año tras año.

Las características físicas de la cascada de hielo, su propia evolución, y la conjunción con el factor humano que este nuevo escenario que estamos describiendo, viene creando, forman un caldo de cultivo peligrosísimo para todo aquél que quiera insertarse en un proyecto de cumbre al monte Everest, Lhotse o Nuptse, durante todas las temporadas altas situadas entre los meses de Abril y Mayo de cada año.

Esa característica física, tal como lo describía Damián Benegas hace unos años, fue adquiriendo cambios mucho más profundos. El mencionaba por aquél entonces, por citar un ejemplo, grietas que corrían paralelas a la pared del Everest, qué, al ser reemplazadas por terreno plano, dejaron de cumplir la protección de absorber posibles desprendimientos desde la gran pared. Y todo eso va a dar sobre el sendero abierto para atravesar esa enorme mole de hielo viviente.

El deterioro paulatino de la cascada, según mencionaba el prestigioso escalador, va a derivar en un futuro en la imposibilidad de poder atravesarla, al menos de manera relativamente segura. Lógicamente, nunca va a poder brindar una seguridad absoluta, es un terreno extremadamente peligroso, con el agregado de contar con movimiento constante. Es el receptáculo por excelencia de cualquier desprendimiento de hielo o avalancha, desde cualquiera de los dos flancos, en especial del izquierdo, la pared de la montaña más alta del mundo.

Todo esto ha hecho que deban analizarse distintos tipos de alternativas, sin que el gobierno haya llegado en ningún momento a establecer normativas claras y factibles de ejecución. Mucho menos que se aboque a hacer cumplir las que tiene. De hecho, hoy en día existe reglamentación para distintos aspectos, pero el ánimo de hacerla cumplir se encuentra por el momento bastante deteriorado.

Una de esas alternativas, es la de aligerar la tarea de los sherpas, realizando porteos a través de helicópteros hasta los campos uno, e inclusive dos, lo cual colaboraría en el tema seguridad al no requerir tanto tráfico a través de la cascada, limitándolo exclusivamente al del montañista.

Este panorama ya se presentaba hace seis años, en oportunidad de la entrevista mencionada. Hoy no ha cambiado demasiado. Muchas de los pronósticos hechos por Damián se vienen llevando a cabo consistentemente.

Pero bueno, el intentar entender todos estos aspectos y buscar una posible solución al problema, muy lejos de que pueda ser solucionado, y que solo quede en opiniones, lo vamos a tratar ahora mismo, en el próximo capítulo, con la voz de los mismos protagonistas y la opinión entendida de quienes conocen el tema en profundidad. Todas las voces, todas las opiniones, desde todos los ámbitos.

 

 

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