"Empecé a hacer muchas escaladas en solitario y luego pensé que sería genial intentar y hacer Everest de manera completamente independiente, totalmente bajo mi propio vapor, sin oxígeno."

Alison Hargreaves (1962-1995)

Cuando Alison llegó a la cima del Monte Everest el 13 de mayo de 1995, envió un mensaje de radio a su hijo y a su hija: "A Tom y Kate, mis queridos hijos, estoy en el punto más alto del mundo, y los amo.". Con ese triunfo, se convirtió en la primera mujer de la historia en conquistar la cumbre del mundo, sin oxígeno embotellado. Hargreaves, una de las alpinistas más grandes de la historia, de entonces y de todos los tiempos, también lo hizo sin cuerdas fijas. Solo el alpinista italiano Reinhold Messner había ascendido al Everest de idéntica forma.

El Monte Everest. Es el punto más alto del planeta, el sueño que la gran mayoría de los escaladores tienen en su mente. El que casi todos quieren subir por el simple hecho de “estar allí”. A lo largo de décadas se ha convertido en el objetivo principal del ser humano en distintos aspectos. En los primeros tiempos, cuando fue descubierto por el mundo occidental, la idea rondaba en el hecho de poder medirlo y establecer donde estaba parado. Eso llevó algún tiempo. Con los elementos con que se contaba por entonces se trató de una tarea titánica hasta que finalmente pudo confirmarse que estábamos inequívocamente ante el techo del mundo. Luego fueron apareciendo otras cuestiones que incluían el simple pero tan complejo hecho de conquistarlo. Varias décadas y vidas demandó esa tarea hasta aquél mayo de 1953 cuando dos escaladores que no estaban en la primera fila de candidatos, lograron poner por primera vez sus pies en aquella mítica cumbre, al menos de forma oficial. Tras esto, una etapa de ascensos, marcaron el período de conquista que se extendió durante casi cuarenta años. A partir de la década de 1990, con el advenimiento de las expediciones comerciales, el escenario cambia hasta convertirse hoy, ya bien entrados en el siglo XXI, en una cuestión que muy pocos llegan a comprender y que los distintos medios han optado por referirse a ella con términos tan distantes del montañismo tradicional como lo son masividad y hacinamiento. Esta obra tiene por objetivo no solo traerles el testimonio de los grandes protagonistas del Everest contemporáneo para intentar aclarar todo lo referente a este nuevo escenario, sino que también ingresar en la máquina del tiempo y transportarnos hasta los orígenes del descubrimiento y traerles algunas historias sorprendentes, las menos conocidas, e inclusive aquellos protagonistas que quedaron a lo largo del tiempo, un poquito al margen y que intentaremos poner en valor, ya que ellos con todo su esfuerzo, abrieron huella para que otros luego, hicieran lo que hicieron en el punto más alto de la tierra. Esta obra tiene al Everest como gran protagonista, y a los hombres y mujeres que forjaron su historia, muchos de los cuales ya no están. Aquí se los traemos al presente, para recordarlos y admirar sus maravillosas proezas, como la de Alison, que pusimos de ejemplo en la apertura. Y al Everest como testigo de toda esta epopeya, casi omnipotente, observando todo, como un simple convidado de piedra.