Relato

8/6/2024

Diarios del Chomolungma

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Relato

El diario de Conrad Anker

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Será un gran triunfo si mi aparato improvisado, nos lleva a la cima. Ha sido muy difícil para todos, con todo este terriblemente fuerte reflejo de nieve. He preparado dos aparatos de oxígeno, para nuestro comienzo, mañana por la mañana.

Andrew Comyn Irvine, Junio 5, 1924

 

 

Conrad Anker, tenía 36 años en 1999, y era considerado uno de los principales alpinistas de Estados Unidos, habiendo establecido nuevas rutas de vanguardia, con sus primeros ascensos en Alaska, la Antártida, Pakistán y la Patagonia. Pero como montañas como Middle Triple Peak, Latok II, o Torre Egger, sólo suenan entre los conocedores, Anker no era un nombre familiar.

 

Aquella temporada de 1999, marcaría un quiebre, tanto en su carrera de montaña, como en su vida, ya que circunstancialmente, por un hecho por demás relevante, su nombre, trascendió el mundo del alpinismo.

 

Casi en el último minuto, en aquel año, se inscribió en una expedición al Everest dirigida por el guía del Monte Rainier, Eric Simonson, quien tenía la intención de buscar en el lado norte de la montaña, cualquier rastro de Mallory o Irvine. Lo que nunca imaginó Conrad, fue que su vida, y la del pionero George Mallory, terminarían cruzándose, setenta y cinco años después, del suceso que conmovió, conmueve, y seguirá conmoviendo, cien años después de haberse producido.

Al igual que el papel que tuvo Andrew Irvine, en la expedición de 1924, Conrad, arrancó como un actor secundario, en la expedición de Simonson. De la misma forma, y sin quererlo, se convirtió en protagonista.

 

Pero más allá de su descubrimiento en el Everest, del cual hablaremos en breve, ese 1999, fue sin lugar a dudas, y como dijimos antes, un punto de quiebre, en todo sentido. Claramente afectó su vida, independientemente del tema Mallory.

 

En septiembre del mismo año, viajó junto a David Bridges, y su amigo inseparable Alex Lowe, al Shisha Pangma, la decimocuarta montaña más alta del mundo, y el menor, de los catorce picos que superan los ocho mil metros, o sea, el menor de los ochomiles. Aunque no por eso, el más accesible.

 

El plan preveía que Lowe y Anker formaran parte del equipo que descendería esquiando, para convertirse en los primeros estadounidenses en descender esquiando desde la cumbre de un “ochomil”; mientras que Bridges formaba parte de un equipo cinematográfico de tres hombres que iba a rodar un documental de la NBC sobre la expedición para The North Face.

 

El 5 de octubre, se dividieron en dos equipos mientras buscaban una ruta para subir a la montaña. El grupo de Lowe, compuesto él, Conrad, y Bridges, cruzaba un glaciar, cuando un gran serac se desprendió a 1800 metros, y cayó ladera abajo. La avalancha, de 150 metros de ancho, arrasó a los tres hombres. Anker fue arrojado a 30 metros por la ráfaga de viento, y sufriendo heridas en su cabeza, dos costillas rotas, y un hombro dislocado, pero sobrevivió. De inmediato, se puso al frente de la búsqueda de sus compañeros, pero sin éxito. Finalmente, el 27 de abril de 2016, diecisiete años después, Ueli Steck y David Göttler, encontraron los restos de los dos escaladores en el mismo glaciar.

 

Luego de la tragedia, quien fuera esposa de Alex, Jennifer, trabó relación con Conrad. Se enamoraron, y dos años después, se casaron. Ella sigue siendo la compañera de Conrad hasta el día de hoy.

 

Vemos entonces, como fue un año muy especial para Conrad, aquel 1999. Pierde a su amigo de toda la vida, se enamora de su esposa, y encuentra el cuerpo del pionero George Mallory, sacudiendo con estruendo a todo el mundo del alpinismo.

 

La historia que nos ocupa, va por este último hecho. El simple y concluyente descubrimiento del cuerpo de George Mallory, el 1 de mayo de 1999, en las laderas de Everest.

 

“Encontrarlo, fue un momento muy humillante. Mallory preparó el escenario para la posterior ascensión al Everest en 1953. Su cuerpo había estado cubierto de nieve la mayor parte del tiempo, salvo durante aquel invierno, excepcionalmente ventoso. En cierto modo, se le dio un entierro en el cielo, que forma parte de la cultura tibetana.”

 

Aquel día, Anker se separó del grupo principal de búsqueda. Tenía una corazonada. Debía buscar en otro sitio, donde su intuición, y conocimiento de escalador le dictaba. Tuvo curiosidad por visitar un lugar que estaba muy por debajo de donde se estaba llevando la búsqueda. El jefe de la expedición, se lo hizo saber. En un momento, a una corta distancia, vio una “mancha”, algo que no debía estar allí. Fue entonces en su búsqueda.

 

Era algo blanco, pero mate, no era nieve, era de la apariencia del mármol. No refractaba la luz. A medida que se acercaba se dio cuenta que era un cuerpo. Pensó entonces que se trataba del cuerpo de uno de los pioneros. Convocó de inmediato a todos los miembros del grupo.

 

El cuerpo estaba en una pendiente, no muy pronunciada, donde podían caminar sin dificultad. Estaba boca abajo, con ambos brazos extendidos por sobre su cabeza, como si hubiese intentado cavar sus dedos hacia la ladera de la montaña. La espalda y piernas estaban desprovistas de ropa. La pierna izquierda reposaba por sobre la derecha, en la pantorrilla, y en la derecha se podía visualizar una importante lesión, con una fractura compuesta, por encima del tobillo.

 

Su cabeza estaba semienterrada, y tenía aun el cabello, de color castaño claro. Inmediatamente el grupo se juntó alrededor del cuerpo, y empezaron a separar con mucho cuidado, las prendas, para buscar alguna señal. De inmediato en la parte interior de su gabardina apareció, a la vista de todos, que quedaron paralizados por el asombro y la admiración, la inscripción:

 

“George Mallory” “f.w.paine 72 high street godalming”.

 

Fue visto por última vez en la cresta, dirigiéndose al oeste, hacia la cumbre. Pero Conrad lo encontró muy al este, así que Mallory estaba de regreso, tal vez regresando de la propia cumbre.

 

Sus gafas de sol, vitales contra el resplandor de la nieve, estaban en su bolsillo. Así que debía estar oscureciendo. El e Irvine, estaban unidos por una fina cuerda de algodón. Muy probablemente estaban cansados, agotados, faltos de energía. Bajo esas circunstancias, la mente no funciona bien.

 

El cuerpo tenía una cuerda atada a su cintura, evidentemente cortada en un extremo. Probablemente, estaban descendiendo por alguno de los escalones quizás, cuando Mallory pudo haber caído, cortándose la cuerda. Fue cayendo por la pendiente, que no era muy pronunciada, pero con la nieve acumulada, muy difícil de detener. En un momento se detuvo. Mallory tenía su pierna izquierda por sobre la derecha, con la lesión, probablemente para aliviar el dolor. De allí en más, todo fue cuestión de minutos, media hora como máximo, antes que muriera.

 

El cuerpo de Mallory dijo muchas cosas. Guardaba documentos y cartas perfectamente conservados. El reloj pulsera oxidado, las gafas para nieve en el bolsillo de su chaleco, como dije anteriormente. Un altímetro con su vidrio roto, y sin las manecillas, al igual que su reloj.

 

Un elemento muy significativo no estaba. La foto de su esposa Ruth, que se sabe que había prometido dejar en la cumbre en caso de llegar. ¿Colocó George la foto en la cumbre al llegar? ¿Pudo haberla quitado de su bolsillo luego de la caída conociendo el final inevitable?

 

Particularmente, se me hace difícil con concluir en la segunda de las opciones. Sus brazos estaban extendidos, como queriendo sujetarse al terreno para detener la caída. Bajo esas circunstancias, ¿Tuvo tiempo y la posibilidad de tomar la foto de su bolsillo, y luego, volver a extender sus brazos nuevamente? De ninguna manera lo creo. No obstante, estamos buscando las pruebas para apoyarnos en la primera opción, que hasta ahora, me resulta más fácil de creer. Pero es una opinión personal, analizando estos elementos qué hasta ahora, tenemos.

 

Mallory fue visto por última vez a 240 metros por debajo de la cumbre, en las proximidades del complejo, segundo paso, el cual se trata de una muralla que hoy en día los aspirantes a la cumbre del Everest por la ruta del collado norte, pueden salvar gracias a una escalera fija, que los chinos han colocado para ese fin. Pero la escalera, lógicamente, en 1924, no estaba allí.

 

¿Pudieron haber salvado el segundo paso Mallory e Irvine, en esas condiciones?

 

Conrad Anker hizo el intento. En las mismas condiciones que estaban Mallory y su compañero Irvine. Para ello, junto a Leo Houlding, en 2007, iniciaron el camino del Everest en las mismas condiciones en que lo hicieron Mallory e Irvine, y con el único objetivo de demostrar que era posible.

 

Para ello, debieron quitar la escalera fija, que los chinos habían colocado por sobre el segundo paso, muy cerca de la cumbre, para luego de realizar el intento, volver a colocarla en su lugar.

 

Conrad y Leo llegaron a la cumbre del Everest, en esas mismas condiciones. Allí Conrad, dejó la foto de Ruth, tal como lo hubiese hecho George.

Sin embargo, Conrad Anker, lo ha manifestado en varias oportunidades. Particularmente es de la idea que Mallory e Irvine no llegaron a la cumbre del Everest, a pesar que en su documental “The Wildest Dream” de 2010, filmado en oportunidad de su ascenso junto a Leo Houlding, deja ver claramente que sí, lo habrían logrado.

No obstante, su conclusión es muy clara y precisa: “La película dice que lo lograron, pero personalmente no lo creo. La película lo deja abierto, es decir plantea la interrogante, pero yo creo que no hay forma de lo que lo hayan logrado, no hay forma que hayan subido hasta arriba. Mallory no lo logró. El segundo escalón es difícil, incluso con equipo, y no tenían ese equipo en 1924 y tampoco escalaban a ese nivel.”

 La opinión de Conrad Anker, es una de las más calificadas para emitir una conclusión. Pero bajo todas las circunstancias que se han producido, respecto a este tema, nadie, absolutamente nadie, está en condiciones de emitir una conclusión definitiva, todo son suposiciones, cálculos, estimaciones, probabilidades, y un innumerable conjunto de etcéteras.

La única solución posible a esta encrucijada, podría estar junto al cuerpo de Andrew Irvine, si es que alguna vez se lo llega a encontrar. Allí, quizás, la cámara de fotos, pueda darnos las conclusiones definitivas, o quizás no.

Si no hay cámara de fotos, deberíamos quedarnos con la historia de Sir Edmund Hillary y Tenzing Norgay, como la válida, la concluyente, la definitiva, y cerrar para siempre esta encrucijada.

La gente de Kodak, consultada en su momento, afirmó que en caso de encontrarse dicha cámara, ellos estarían en condiciones de revelar las fotos, aún después de tantos años.

Es por eso, que por más que nos esforcemos en buscar testimonios, y opiniones, visitas a videntes, revelaciones extrasensoriales provenientes de otros planos espirituales, reconstrucciones de ascensos con los elementos de hace cien años, retiros de escaleras para salvar el segundo escalón, nada será concluyente, ni nada tendrá siquiera el mismo peso, que una simple y absurda fotografía, que aún hoy, no se deja ver.

Si encontrásemos el cuerpo de Irvine, y no está la tan codiciada fotografía, seguiremos en la misma posición de hoy en día.

Conrad Anker nos ha dado todos los elementos que pudo disponer, para reforzar su conclusión. Esos elementos, esas pruebas, parecieran ir en una dirección; su sentido común va en la dirección opuesta, con lo cual, podríamos estar entonces ante un escenario aún más confuso.

            Lo correcto sería entonces, que cada uno podamos sacar nuestras propias conclusiones, con los elementos ya expuestos, mientras esperamos que aparezca la foto.

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