Relato

8/6/2024

Diarios del Chomolungma

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Relato

El diario del General Bruce

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Ubicada en el Himalaya Menor, a una altura de 2440m, Darjeeling, cuenta con un clima y paisajes supremos, y una historia exquisita, que intentaremos recrear. El presente de esta ciudad del Himalaya inferior, está moldeada por el pasado.

 

Conocer la historia de Darjeeling es conocer la historia de uno de los grandes pueblos milenarios del Himalaya. La historia de Darjeeling está vinculada con la historia de Sikkim, Nepal, Bután, Bengala, y Gran Bretaña, es decir, la Compañía de las Indias Orientales.

 

Originalmente, Darjeeling era parte del Reino de Sikkim. El lugar estaba habitado principalmente por los Lepchas y los Kirati.

 

La palabra Darjeeling se deriva de una palabra Lepcha, Dorjeling, que significa Tierra del Rayo. Posteriormente, el lugar fue invadido por el ejército Gurkha en la década de 1790. Los Gurkhas atacaron la capital de Sikkim, Rabdentse, y anexaron territorios hasta el río Teesta. Pero más tarde, después de la guerra anglo-gurkha librada entre el Reino de Nepal, y la Compañía de las Indias Orientales, Nepal tuvo que ceder un tercio de su territorio a los británicos. La guerra anglo-gurkha surgió debido a disputas fronterizas y ambiciones de expansión del territorio.

 

El 10 de febrero de 1817 se firmó un tratado entre los Chogyal de Sikkim, y la Compañía de las Indias Orientales se conoce como el Tratado de Titalia. El Tratado aseguró a los Chogyal que se brindaría seguridad a Sikkim, y se les devolvería la tierra anexada e invadida por los Gurkhas.

 

En febrero de 1829, surgió una disputa territorial entre Nepal y Sikkim. Para ayudar a resolver el problema, Lord William Bentinck, el entonces gobernador general británico de la India, envió a dos oficiales, el capitán Llyod y Grant. En el camino, permanecieron en Darjeeling durante unos seis días.

 

Quedaron muy fascinados por el lugar y las condiciones climáticas, ya que sería adecuado construir un hospital en aquel maravilloso sitio.

 

El Gobierno tras quedar satisfecho con el lugar y sus condiciones climáticas, acordó construir allí dicho hospital. Al general Llyod se le dio la responsabilidad de negociar con los Chogyal de Sikkim para adquirir el terreno en arrendamiento. Los Chogyal, pronto estuvieron de acuerdo con los británicos, y el terreno en arrendamiento se concedió el 1 de febrero de 1835, según la Escritura de concesión.

 

El mismo año, Arthur Campbell, un miembro del Servicio Médico Indio, fue nombrado agente del lugar en arrendamiento, y el teniente Napier como arquitecto. Campbell se convirtió en el primer superintendente del hospital, en 1839. En ese año también, se construyó una carretera que conecta Darjeeling con las llanuras.

 

Por aquel tiempo, también se plantaron semillas de té, con carácter experimental, debido a que el clima, y la situación geográfica, podría ofrecer buenas condiciones para el desarrollo del cultivo.

Las primeras semillas de té se importaron de la región de Kumaon en China. El Dr. Campbell fue el primero en experimentar con plantaciones de té en su zona residencial de Beechwood, Darjeeling. Posteriormente, varios oficiales británicos llevaron a cabo experimentos similares, y al tener éxito, las plantaciones de té comenzaron a operar comercialmente.

 

Hoy en día, Darjeeling es famosa por sus plantaciones de té, el cual es considerado uno de los mejores. Las hojas de té Darjeeling tienen demanda en todo el mundo. Cada año se exporta una gran cantidad de hojas al extranjero.

 

En consecuencia, Darjeeling comenzó a desarrollarse rápidamente. Muchos de los pobladores del Sikkim, al norte de Darjeeling, comenzaron a migrar hacia la ciudad, especialmente la clase trabajadora, debido a la creciente importancia de Darjeeling. Esto provocó los celos de los Chogyal de Sikkim. Las personas que habían emigrado a Darjeeling se vieron obligadas a regresar a Sikkim.

 

Las relaciones entre los Sikkim y los británicos se deterioraron hasta tal punto que el Dr. Campbell, durante una visita a Sikkim, fue secuestrado y mantenido en prisión durante semanas.

 

La Compañía envió un ejército para liberarlo. Sin embargo, no se registró ningún derramamiento de sangre. Como consecuencia de las acciones de los Chogyal, Darjeeling ahora pasó a formar parte del Imperio Británico y Sikkim, un estado protegido. Los británicos también se apoderaron de Kalimpong y Dooars.

 

Darjeeling experimentó un rápido desarrollo después de la década de 1850. Se establecieron el municipio, plantaciones de té, escuelas misioneras, el Convento de Loreto en 1847, la Escuela St. Pauls en 1864, el Planter's Club en 1868, el Jardín Botánico de Llyod en 1878, la Escuela St. Joseph en 1888, el Ayuntamiento en 1921. Con el establecimiento de los Ferrocarriles del Himalaya en 1881, las comunicaciones y el transporte, contribuyeron además al buen desarrollo de la ciudad. Los Ferrocarriles del Himalaya en Darjeeling hoy están declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

 

Pero, ¿A dónde queremos llegar con todo esto? Pues al punto en que Darjeeling, fue también un punto neurálgico primordial en la conquista de los grandes picos del Himalaya.

Debido a muchas cuestiones históricas, que he mencionado en los párrafos precedentes, existió también un importante recelo, entre el reino de Nepal, y la Compañía de las Indias Orientales, o sea, Gran Bretaña.

 

Los británicos, en su ansia inmensurable de catalogar los grandes picos de la cordillera más alta del mundo, debieron realizar una tarea titánica, durante la primera mitad, y más aún, del siglo XIX, hecho que llevó a concluir, que el originalmente llamado Pico XV, era, sin lugar a dudas, la montaña más alta del mundo.

 

Esa tarea titánica, consistió en medir los grandes picos del Himalaya, desde el territorio indio, ya que el acceso a Nepal, no estaba permitido por dicho reino.

 

Hacia 1847, fue en las proximidades de Darjeeling, en que los topógrafos visualizaron por primera vez, a doscientos cuarenta kilómetros de distancia, al Pico XV, que no era otro que el Monte Everest, posteriormente denominado de esa forma, por Andrew Scott Waugh, en homenaje a su jefe, que fue quien dirigió, en un principio, a la Gran Encuesta Trigonométrica (GTS), que fue la encargada de catalogar todo el arco de la cordillera del Himalaya, desde el Terai.

 

El Terai se localiza en la zona baja de las montañas que rodean el Himalaya por el sur, especialmente la cordillera Siwalik y el bajo Himalaya, formando un cinturón de pantanos, sabanas y bosques que recorren India, Nepal y Bután, desde el río Yamuna, en el oeste, hasta el río Brahmaputra, en el este.

 

Pero volviendo a las cuestiones históricas, la imposibilidad de acceder al territorio de Nepal, que, como hoy en día conocemos, tiene las mejores posibilidades para acercarnos a los grandes picos de la cordillera, se debió tomar otra ruta, a través del Tíbet, o sea, encarar esta montañas, entre las cuales está, por supuesto, el monte Everest, desde el norte, vale decir, desde China. Y el punto de acceso a dicho territorio, se encuentra, precisamente, desde el norte de la India, la región de Sikkim, y Darjeeling, como punto neurálgico, tal como lo indicamos anteriormente.

 

Darjeeling fue, para las primeras expediciones de conquista, como lo es hoy Kathmandú, para todo aquel que quiera aventurarse en una expedición al Himalaya.

 

Hoy en día, ese acceso, está en desuso, ya que existen vías más apropiadas, inclusive desde el norte; pero por entonces, hace exactamente cien años, era la única puerta de entrada, para los grandes logros.

 

Imagínense, que los expedicionarios, llegaban desde Inglaterra, en buques, y luego en ferrocarril, hasta las proximidades de Darjeeling.

 

Todas las expediciones británicas, anteriores a la conquista de la montaña más alta del mundo, ingresaron por esta vía. Lógicamente, la expedición de 1924, no fue la excepción. Allí vamos entonces.

 

El general Charles Bruce, el Coronel Edward Norton, el capitán Geoffrey Bruce, y el señor Edward Shebbeare, arribaron a Darjeeling en los últimos días de febrero. Allí se encontraron con un enorme grupo de porteadores muy predispuestos. Había allí tibetanos y sherpas. También se encontraron con los suministros locales, previamente fueron encargados al agente local, el Sr. Weathered, ya listos y preparados para ser enviados al Tíbet.

 

Muchos de los integrantes de las dos expediciones anteriores, como el  intérprete, y el jefe de porteadores, también estaban dispuestos a volver a participar. Debido a la experiencia adquirida previamente en 1921 y 1922, y al conocimiento exacto de la geografía del distrito, y de dónde se ubicarían los campamentos altos, se consideró posible asignar previamente determinadas provisiones, a campamentos específicos, a fin de ahorrar tiempo en la distribución final en el campamento base.

 

Estos arreglos fueron hechos por Norton y Bruce. Mientras tanto, Shebbeare fue enviado a Kalimpong para recibir las provisiones, y enviarlas a través de los contratistas, de antemano, hacia el Tíbet. Todo salió a las mil maravillas, y tan pronto como todo el grupo estuvo reunido, lo que fue a principios de la última semana de marzo, pudieron partir.

 

Pero el alma, el espíritu, la fortaleza, el conocimiento, y todos los aspectos referentes al éxito de esta expedición, independientemente del resultado final, que es circunstancial, se le deben al General Charles Bruce.

 

La influencia que el general Bruce aplicó sobre el personal del Himalaya, marcó la diferencia entre ese éxito, y un fracaso. A él se le debe dar el crédito de haber reunido un grupo tan fuerte, tanto de escaladores, como de personal, porque en él recayó la última palabra en la selección de los miembros británicos, y fue él quien realmente eligió a los porteadores, y otros establecimientos del Himalaya.

 

El mismo nombre de Bruce difundía respeto y admiración, a lo largo del Himalaya, pero más particularmente en Nepal y sus alrededores. Él fue quien, con su trato amable hacia las personas, consolidó el camino permanente a través del Tíbet, haciendo posible desplegar con comodidad una expedición al Monte Everest.

 

Según manifestó Norton en uno de sus artículos, la primera tarea de una expedición al Everest, es llegar al Monte Everest, y fue el general Bruce, quien los llevó a través del Tíbet, hasta la montaña, y hasta sus laderas, hasta los campamentos glaciares más altos, y quizás, hasta su cumbre.

 

El aporte de su primo Geoffrey, más allá de sus cualidades de escalador, fue también fundamental en esta empresa. Sin su experiencia previa, y sus buenos consejos, a menudo se hubiesen sentido tristemente perdidos en el viaje hacia “la base”. Y una vez llegados allí, fue la organización la que posibilitó el establecimiento de todos los campos de altura, en tiempo récord.

 

Pero, ante todo, fue Geoffrey Bruce quien dirigió a los porteadores. Él fue quien los disciplinaba, quien atendía sus necesidades y comodidades, y quien les infundía valor cuando se sentían decepcionados. Porque estaba dotado del poder de liderazgo, inherente en primera instancia, y practicado durante ocho años consecutivos de guerra. Los porteadores resumían su actitud con una frase: "El Capitán Sahib es un hombre duro, pero justo".

 

En la expedición de 1922, estableció junto al Capitán Finch el récord mundial al alcanzar una altura de 8300m. En una primera instancia, durante la travesía del Tíbet, se lo consideró para ir con Mallory, en el primer intento, por ser, sin duda, el más fuerte y en forma de todos.

 

El General Charles Bruce, aparte de montañero, fue un eximio militar. Obtuvo su primer cargo, en la infantería ligera de Oxfordshire en 1887, pero pronto decidió hacer carrera en la India, en lugar de en el servicio británico, en 1889.

 

Allí fue destinado al 5° Regimiento de Fusileros Gurkhas, regimiento en el que sirvió la mayor parte de su vida militar, y del que fue coronel de 1931 a 1936.

 

El servicio activo en la Policía Militar de Birmania, le brindó su primera experiencia de guerra, y esta fue seguida, en rápida sucesión, por las expediciones fronterizas de la Montaña Negra en 1891, Miranzai en 1891, y Waziristán en 1894.

 

Los años siguientes fueron pacíficos, y los pasó en el regimiento como oficial de compañía y ayudante, aunque aprovechó cada oportunidad para explorar los pasos vecinos del valle de Khagan, y el Himalaya más cercano, y labrándose un nombre como montañero de renombre.

 

En 1892 se unió a la expedición de Martin Conway al Karakoram, y en 1895 fue miembro de la trágica exploración del Nanga Parbat realizada por Albert Frederik Mummery, en la que el propio Mummery perdió la vida, junto a dos ghurkas, en una avalancha, mientras hacían un reconocimiento de la cara Rajiot. Previamente habían alcanzado una cota de 6100m, sobre Diamir.

 

El general Bruce regresó de aquella expedición, con un ataque de paperas reprimidas, que requirió una operación severa, que lo afectó por completo en su vida.

 

Mientras tanto, había comenzado un estudio serio del Gurkhali (el idioma principal de los Gurkhas), así como de algunos de los dialectos menores, y llegó a ser extraordinariamente competente y fluido, en todos ellos. Con la mayoría de las razas orientales, Bruce tenía una simpatía poco común. Parecía ser capaz de entrar en sus pensamientos y hablarles como a uno mismo, mientras que tenía una maravillosa tolerancia y comprensión de sus mentes, lo que le daba una influencia sobre ellos mayor que la que muchos otros jamás podrían adquirir.

 

Su humor infalible, y su amor por la diversión, a menudo en el lado de las payasadas, atrajeron especialmente a la mente sencilla del Gurkha, sobre quien ganó un dominio duradero.

 

Además de la lucha libre, la esgrima, la carrera y casi todas las formas de deporte atlético, la escalada era su principal afición, y a él se debió principalmente la institución de la carrera anual Khud, espectáculo insuperable entre las competiciones atléticas, que estableció firmemente los Gurkhas eran prácticamente invencibles en las laderas de las montañas, lo que de hecho también aceleró el trabajo militar en las montañas en general.

 

Charlie Bruce era un personaje único, lleno de alegría y de sabiduría madura, muy leído en muchos temas abstrusos y de un carácter muy adorable.

 

Por aquél entonces, ningún hombre tenía un conocimiento más amplio del Himalaya que el general Bruce. Nunca nadie tuvo un conocimiento tan íntimo de tantos de sus pueblos. La experiencia de Bruce en escalada se extendió desde Safed Koh, hasta el Sikkim.

 

En 1907, año del jubileo del Alpine Club, estuvo a punto de organizar la primera exploración del Monte Everest, pero en el último momento, el plan fue vetado en Londres por motivos políticos. Nuevamente en 1910 obtuvo permiso del difunto maharajá de Nepal, para explorar el Everest desde el lado nepalí. Nuevamente en el último momento, hubo que renunciar a esto por temor a despertar hostilidad religiosa.

 

Su mayor contribución al montañismo llegó a través de su amplio conocimiento de las tribus del Himalaya, como ya dije anteriormente. Fue él quien entrenó por primera vez a los Gurkhas para trabajos serios en la montaña. Inició el camino ascendente de los Baits de Cachemira, y los Bhotias de Garhwal.

 

Pero aquí viene el punto, al cual quería llegar al destacar la encomiable tarea del General Bruce. Su gran descubrimiento fue el valor de los sherpas, la tribu tibetana, asentada desde hacía mucho tiempo en Nepal. Éstos, junto con sus primos tibetanos más puros, han sido el pilar de todas las expediciones al Himalaya desde los comienzos de la exploración.

 

Gracias a él, y exclusivamente a él, desde aquel momento, hasta nuestros días, ya no fue necesario, llevar al Himalaya guías y porteadores formados en los Alpes europeos. Lógicamente que esa práctica continuó, y continúa hoy en día, pero el valor que le da el sherpa a la actividad de la conquista, va de la mano con la enorme gestión de Charles Bruce. Y la razón principal de ese éxito, fue su simpatía, y conocimiento del idioma, y los hábitos de estos pueblos del Himalaya.

 

Este es el legado más maravilloso y absoluto del General Charles Granville Bruce, que, por motivos que veremos más adelante, no estuvo en la primera línea de acción de la expedición de 1924, pero dejó su huella a lo largo de la historia del himalayismo, y este capítulo, y nuestro reconocimiento, nos obliga a poner en valor su trayectoria, y traerla al presente, a cien años de distancia.

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