Poes�a

1/2/2018

Rio Branco

blog-post-image

Poes�a

De �ngeles y demonios

1118 18



“Mata mis demonios y mis ángeles morirán también”

Tennessee Williams

 

 

De ángeles y demonios

(Glosando a Tennessee Williams)

 

Yo solo soy una imagen de mi

que no se entiende.

Un cosquilleo vago y difuso

que trasunta lo visible

ante una pálida luz que toca

la imaginación.

De mis manos brota un sol

sobre el lienzo caliente

y una lluvia de topacios

aplaca débilmente el pensamiento.

 

De mis demonios

solo contemplo un instante,

un hito que duerme celosamente

bajo la luz de una luna

cómplice quizás, que engaña

y se muestra deslumbrante

tras una noche ciega.

 

Mis ángeles se muestran a deshoras

entendiendo lo entendible

y sin descuidar ni un minuto

ese enorme tesoro que guardan

temerosos de algún alma despiadada

que pueda sin sentido

apagar su corazón.

 

Si los matas,

allá tú con ese peso.

Nunca podrás entender lo que se viene,

ni mucho menos lo que has hecho.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Un segundo

 

Un segundo, es el lapso suficiente

para entender al tiempo.

Todo lo que guarda e implica,

en ese simple instante.

 

Aguarda un segundo,

tengo más.

 

Es todo lo que nace,

o todo lo que muere,

el subir o bajar,

el dormir o despertarse.

El pensar en una idea

o sumirse en el silencio.

 

Si hablamos de tiempo

basta con un segundo para entenderlo.

Es más que suficiente,

una eternidad.

 

En un segundo te veo

vagando por mis sienes,

palpándote en mis labios,

durmiendo en mi regazo,

flotando entre las horas,

mirándome de a ratos.

 

Es la idea de ti que me mantiene

como aquel tallo sujeto a la planta

como la tarde a la siesta que encanta

bajo el estío que al sol entretiene.

 

Tan solo eso te pido, un segundo,

para admirarte cerrando mis ojos

pues no hay mirada que mire a su antojo

como ese manto de un negro profundo.

 

El verte así, tan sublime y tan fresca

pidiendo excusas a mi pensamiento

es la más pura expresión de un momento,

 

que no se puede explicar con palabras.

La idea que duerme algún sufrimiento,

me acerca tu aroma en manos del viento.

Infinito

 

Escúchame bien, voy a explicarte ahora

como he descubierto algunas cosas

que por sí solas no pueden explicarse.

De cómo mas allá de todo

siempre hay un algo.

Y que siempre también podrás encontrar,

una cosa más pequeña

a lo más insignificante que conozcas.

 

Y lo que he descubierto entonces

es algo muy simple, y por demás saludable.

Si miras hacia el cielo en una noche oscura,

trata de entender solo esas luces,

y no el espacio donde apoyan.

Si miras hacia adentro

confórmate con lo que tus ojos dictan,

y por ningún motivo

intentes llegar mucho más allá,

de lo que tu espíritu te dicte,

porque perderás toda cordura.

 

 

 

 

 

 

Desde todo momento

 

¿Cuánto de ti me trae tu recuerdo?

Que gran dilema.

Ahora te veo en los campos de trigo

danzando tu perfume al viento

con tus cabellos dorados en la tarde

que antecede a la tormenta siniestra

como una imagen sutil y despiadada

ausente de tiempo y memoria

que no teme a la brisa de la noche

oscura noche carente de recuerdos.

 

Pétalos de flores que cuelgan de esa noche

teñidos por la luna creciente y serena

un blanco que resiste en tono de reproche

blancor de la azucena.

 

Así es tu recuerdo, sutil, desafiante

curioso se estremece, frágil, de repente

lo encuentro en un momento, casi en un instante,

paseando por mi mente.

 

Y trae en sus resabios tu imagen resuelta

vestida de luna tan blanca y hermosa

que envuelve al pensamiento con vueltas y vueltas

virtud esplendorosa.

 

Lo que se de ti se percibe en tus aromas

de néctar puro, de una miel clara y sabrosa

de un perfume límpido y suntuoso que asoma

al cortar una rosa.

 

Tu recuerdo me sabe a silencio y ausencia

a dolor y esperanza sujetos al viento

que a gritos ahogados reclaman tu presencia

desde todo momento.

 

 

Tu recuerdo en cuadernavía

 

 

Te veo en la mañana rendida entre mis brazos

soñando algunos sueños durmiendo en mi regazo.

Que cruel, que amarga idea guardar de ti unos trazos

ardid del pensamiento recuerdo de un vistazo.

 

Quizás tal vez te pinte de sol una mañana

sino de madrugada o bien a hora temprana

robándole a un capullo su néctar que desgrana

vertiendo sobre el lienzo aroma que el emana.

 

Y entonces te imagine vestida de corales

dormida en una playa cubierta por las sales

buscando algún naufragio hundido en los canales

que duerme sobre el lecho de tiempos ancestrales.

 

Y así con esa idea entonces yo te invento

planeando tu sonrisa destello de un momento

tan suave tan precisa así es mi entendimiento

que brota de la tinta forjando mi sustento.

 

 

 

 

 

 

 

 

Por detrás de las palabras

 

 

Como la hierba soy como la hierba agreste

que busca en el sustrato los nutrientes

de un suelo rocoso, árido y umbrío

que no se deja cautivar por la tormenta

ni por las voces claras de la mente.

 

Tal vez puedas resumirme en dos palabras

quizás debas primero encontrarlas

escondidas bajo el frio de otoño

o durmiendo en silencio sin apremios

en el alto rincón de una montaña,

 

Allá donde el viento recorre espolones

y clava melodías por las tardes

y se viste de nevisca por las noches

durmiendo en la mañana sin apuros

aguardando inquieto que la lluvia pase.

 

Me encontrarás tal vez junto a un arroyo

bajo un torrente de savia de deshielo

desplegando su espíritu creciente

sin pedirle permiso a alguna lluvia

tras una fría jornada de invierno.

 

Así soy yo quizás, como la hierba

como el fresco amanecer de la montaña

no pretendas tan solo entenderme

leyendo cinco estrofas solamente

solo mira por detrás de las palabras.

 

 

 

 

 

 

Espérame, no corras

(Una elegía para Simon, mi negrito del alma)

 

 

Espérame, no corras.

Necesito preguntarte algo.

¿Porque te fuiste ese día, de repente, sin avisarme?

 

De haber sabido esa mañana

me hubiese recostado, una y otra vez a tu lado,

como lo hacía algunas noches.

¿Te llevaste ese recuerdo?

 

Quizás me hubiese quedado allí

intentando detener el tiempo

retrasando la hora nefasta

que desconozco,

y que solo vive en la mente

de tu querida compañera de vida

que no pudo contarme nada,

aunque con su mirada,

llegó a contarme todo.

 

Ahora que me encuentro a la distancia

me sonrío ante el murmullo del viento

que me trae con sutil elegancia

el recuerdo precioso de un momento.

Al mirarme con tal perseverancia

quieto sin ensayar un movimiento

sentadito en la puerta de mi casa

sutil gesto al espíritu traspasa.

 

Me compraste mi negrito con el gesto

Buena treta, ¿Quién te la enseño?

Yo sé que nadie, que vino contigo.

Pero fue suficiente creo yo.

 

Y luego, toda una vida de alegrías

a pesar de tu carácter complicado.

No era complicado ¡Que iba a serlo!

Simplemente algunos no entendían,

que solo había que buscar el rinconcito,

el recoveco ese lindo que tenías.

Que siempre estaba allí en tu regazo,

y llegaba hasta tu dulce corazón.

 

Y me queda aquél día de noviembre

hace un año ¿Te acordás?

que no querías caminar junto a la vía.

Eran dos pasos y arrojarte tan exhausto.

Mientras tanto me mirabas

y no soltabas un instante esa mirada.

 

Ahora te voy a contar un secreto,

negro lindo, con tu colita de punta blanca,

ese es el recuerdo que voy a guardar de ti,

para siempre, como el más hermoso.

Y cada vez que vengas a mi mente,

también vendrá aquél día de noviembre

un mes muy especial que te recuerda

año tras año, con lágrimas celestes

cubriendo de capullos ese patio

donde solías saltar por las mañanas.

Y cuando el sol caía puntualmente

esperabas tu comida en la ventana

con ese movimiento ondulante

y ese gesto bonito e impaciente.

 

Espérame, no corras.

Me despido.

A pesar de haberte ido, de repente.

Que tu hermosa compañera aún te extraña

con sus ojos me pregunta dónde has ido,

y yo solo la miro y le respondo

que esa tarde simplemente te has dormido.

 

Espérame, no corras.

Hasta pronto.

Algún día volveremos a encontrarnos.

Y andaremos nuevamente por las vías

Desplegando tu pereza sobre el pasto.

 

Espérame, no corras.

Mi negrito.

Que no puedo alcanzarte y que me pierdo

Pues quisiera recostarme allí a tu lado

¿Te llevaste quizás ese recuerdo?

Comentarios



No hay comentarios para esta publicación.

Publicar un comentario

Copia el codigo de seguridad