La literatura fantástica guarda una importante ventaja respecto a otros géneros, una ventaja distintiva, pero casi estremecedora, que la diferencia respecto a otras formas narrativas. El tema de lo fantástico le da al autor ciertas licencias muy particulares, que en definitiva le permite explorar en lo más profundo de su mente, para sacar de allí toda la esencia de eso tan especial y volcarlo en un relato. Pero esto no es lo más importante; lo interesante es que el autor no tendrá límites al momento de elaborar la fantasía, porque ésta le permite jugar con la imaginación, darle forma y luego volcarla en un texto, otorgándole sentido a toda la composición. En esta obra podrán encontrar distintas manifestaciones de lo fantástico, algunas evidentes y otras muy sutiles. Y tomo por ejemplo al primer relato, el que le da el título a esta obra. Tal vez en una primera instancia podríamos inferir que todo se trata de una fantasía, pero yo los invito a analizar cuál de los hechos relatados en el mismo no ha formado parte alguna vez de nuestra propia vida, independientemente de su connotación fantástica, que aquí, en definitiva, es presentado como un componente muy subjetivo. Como conclusión, en este primer relato, el tema de lo fantástico es presentado solamente en una frase. Y esto es precisamente lo fantástico, el conocer de antemano que habrá fantasía, y que ésta no esté, donde uno piensa que está.

El autor.